Primera lectura: Gén 1,26−2,3:
«Hagamos al hombre»
Salmo: 89:
«Señor, consolida las obras de tus manos»
Evangelio: Mt 13,54-58:
«¿No es éste el hijo del carpintero?»
2ª Semana de Pascua San José Obrero
55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?
56 Sus hermanas, ¿no viven entre nosotros? ¿De dónde saca todo eso?
57 Y esto era para ellos un obstáculo. Jesús les dijo: A un profeta solo lo desprecian en su patria y en su casa.
58 Y por su incredulidad, no hizo allí muchos milagros.
Celebramos hoy en el corazón del tiempo pascual la fiesta de San José obrero. Todo un reto para conectar la fe en la resurrección con el mundo del trabajo. Jesús es incomprendido en el viaje a su comunidad de origen. Sus paisanos no comprenden cómo un vecino del pueblo puede hablar con sabiduría y hacer milagros. Jesús advierte que un profeta no suele ser aceptado en su patria. La Iglesia, históricamente, perdió al mundo obrero por no haber sabido acompañar con el evangelio la situación de los y las trabajadoras. El Resucitado es un Dios escondido entre los propios familiares. Resulta un escándalo aceptar a un Dios tan cercano. Pablo habló del escándalo de la cruz (1Cor 1,23). Los mismos familiares de Jesús fueron a retenerlo porque lo consideraban que estaba fuera de sí (Mc 3,21). El gran reto pendiente es anunciar, poniendo en diálogo la vida y las enseñanzas de Jesús con el mundo del trabajo. Haciendo que las tres “T” del Papa Francisco: Techo, Tierra y Trabajo, humanicen la vida.
“Cuidar el mundo que nos rodea y contiene es cuidarnos a nosotros mismos” (FT 17).