14 de Noviembre del 2025

32º Semana Ordinario

San Serapio (1240)

Sab 13,1-9: ¿Cómo no encontraron a su Dueño?

Sal 19: «Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón»

Lc 17,26-37: «Quien trate de conservar su vida, la perderá»

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Lo que sucedió en tiempo de Noé sucederá en tiempo del Hijo del Hombre: 

27 comían, bebían, se casaban, hasta que Noé entró en el arca, vino el diluvio y acabó con todos. 

28 O como sucedió en tiempo de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban. 

29 Pero, cuando Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. 

30Así será el día en que se revele el Hijo del Hombre. 

31 Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en la casa, no baje a buscarlas; lo mismo, si uno está en el campo, no vuelva atrás. 

32 Acuérdense de la mujer de Lot. 33 Quien trate de conservar la vida la perderá, pero quien la pierda la conservará. 

34 Les aseguro: esa noche estarán dos en una cama: a uno lo arrebatarán, al otro lo dejarán; 

35 habrá dos mujeres moliendo juntas: a una la arrebatarán, a la otra la dejarán. 

36 Estarán dos en el campo: a uno lo arrebatarán, al otro lo dejarán. 

37 Le preguntaron: ¿Dónde, Señor? Jesús les contestó: Donde está el cadáver se reúnen los buitres.

 

Comentario 

Las lecturas que nos acompañan son de tono escatológico, haciendo referencia a un tiempo futuro, donde hay deseo profundo de felicidad. Afirmamos que este anhelo de felicidad nos acompaña siempre y que sin querer se le confunde con el bienestar material o el poder humano sobre las cosas. La sabiduría nos advierte de la tentación de la idolatría, como camino opuesto a la libertad y a la plenitud en Dios. Es tan fácil no tener memoria histórica y no aprender las lecciones que la vida misma nos brinda. Por eso Jesús invita a mirar al pasado para no vivir con ingenuidad en todo tiempo. A partir de la imagen del “hijo del hombre” nos recuerda que sólo la vida entregada por amor es la que genera satisfacción y plenitud; todos los otros caminos podrán prometer felicidad fugaz y buscarán adormecer y tranquilizar consciencias. No tenemos que permitir el adormecimiento y el descuido. El anuncio del Evangelio nos es dirigido en un mundo convulso, en crisis y con pérdida de sentido. ¿Cuál es la respuesta de nuestra fe?. 

“Necesitamos desarrollar esta consciencia de que hoy o nos salvamos todos o no se salva nadie” (FT 137).