15 de Septiembre del 2025


24a Semana Ordinario

Nuestra Señora de los Dolores

 

Heb 5,7-9: Se ha convertido en autor de salvación eterna

Sal 31: «Sálvame, Señor, por tu misericordia»

Jn 19,25-27: Triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena

 

25 En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena. 

26 Jesús, viendo a su madre y al lado al discípulo amado, dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. 

27 Después dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.

 

Comentario 

Después de ahondar en el misterio de la Cruz, hacemos memoria del dolor de María, a quien el anciano Simeón le dijo: «a ti una espada te atravesará el corazón» (Lc 2,35). María sin ser crucificada, padeció mucho junto a su pueblo, teniendo que presenciar la muerte cruenta de su Hijo. ¡Cuánto dolor experimentan las madres que ven morir a sus hijos!  Al pie de la cruz, María recibe el consuelo de Dios de parte de su propio hijo. Es aquí, donde María es invitada a ser madre nuestra: «ahí tienes a tu hijo». Y donde nosotros nos disponemos como hijos: «ahí tienes a tu madre». Quienes seguimos los pasos de Jesús y de María, tenemos que aprender del valiente testimonio de fe. Encontrar en las pruebas y sufrimientos de esta vida, la oportunidad para amar y buscar caminos de justicia. No callarnos, ni pasar de largo ante las cruces impuestas. La ternura de María, signo de valentía y no de debilidad, sigue acompañándonos hoy, enseñándonos a permanecer y solidarizarnos.

“Ayúdanos a fiarnos plenamente de él, a creer en su amor, sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz, cuando nuestra fe es llamada a crecer y a madurar” (LF 60).