34º Semana Ordinario
Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa
San Virgilio (784)
Dn 6,12-28: Aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo
Interleccional Dn 3: «Alábenlo con himnos por los siglos»
Lc 21,20-28: La destrucción de Jerusalén está cercana
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, sepan que está cercana su destrucción.
21 Entonces los que estén en Judea escapen a los montes; los que estén dentro de la ciudad salgan al campo; los que estén en el campo no vuelvan a la ciudad.
22 Porque es el día de la venganza, cuando se cumplirá todo lo que está escrito.
23 ¡Ay de las embarazadas y de las que tengan niños de pecho aquel día! Sobre el país vendrá una gran desgracia y sobre este pueblo soplará la ira de Dios.
24 Caerán a filo de espada y serán llevados prisioneros a todos los países. Jerusalén será pisoteada por paganos, hasta que la época de los paganos se termine.
25 Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas. En la tierra se angustiarán los pueblos, desconcertados por el estruendo del mar y del oleaje.
26 Los hombres desfallecerán de miedo, aguardando lo que le va a suceder al mundo; porque hasta las fuerzas del universo se tambalearán.
27 Entonces verán al Hijo del Hombre que llega en una nube con gran poder y gloria.
28 Cuando comience a suceder todo eso, enderécense y levanten la cabeza, porque ha llegado el día de su liberación.
Comentario
El problema no está en las tentaciones sino en dejarnos vencer por ellas. Vivimos el tiempo donde los antivalores son presentados como el camino, aquello que antes era incorrecto hoy es la norma. Además, somos bombardeados en los medios de comunicación invitándonos a consumir para poder ser y existir. Aunque en el fondo sabemos que obedecemos a ideas absurdas, las reproducimos para sentirnos incluidos. Olvidamos que el testimonio coherente de nuestra fe puede impactar la vida de otros, como le ocurre al rey Darío al ver la fe inquebrantable de Daniel. Cuando somos coherentes, Dios es fiel y sale en defensa nuestra. Abrazar el evangelio de Jesús, es disponernos a la confianza en la Providencia de Dios. Todo lo malo que sucede y que genera sufrimiento, debe convertirse para nosotros en motivo de lucha por la vida. A pesar de las caídas, las heridas y el mal que nos circunda, la vida en la tierra es transitoria pero hermosa. Esforcémonos por vivirla plenamente.
“Queremos ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, que sale de sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza” (FT 276).
