Primera lectura: Proverbios 8,22-31:
La Sabiduría fue engendrada desde el principio
Salmo: 8:
«Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!»
Segunda lectura: Romanos 5,1-5:
A Dios, por medio de Cristo, en el amor del Espíritu
Evangelio: Juan 16,12-15:
El Espíritu se lo anunciará a ustedes
DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD Santa Micaela (1865)
13 Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, los guiará hasta la verdad plena. Porque no hablará por su cuenta sino que dirá lo que ha oído y les anunciará el futuro.
14 Él me dará gloria porque recibirá de lo mío y se lo explicará a ustedes.
15 Todo lo que tiene el Padre es mío, por eso les dije que recibirá de lo mío y se lo explicará a ustedes.
El Misterio de la Santísima Trinidad, revelado en la Sagrada Escritura, nos sumerge en una comprensión profunda de la relación divina y su influencia en nuestra vida como familia y comunidad. Contemplando las manifestaciones de Dios, su misión liberadora y la donación de su amor, comprendemos que no podemos ser cristianos si obviamos esta dimensión relacional.
En Proverbios la sabiduría engendrada desde el principio, es compañera activa de Dios que va dando sentido y razón de ser a cada cosa creada; para San Pablo Jesús el Cristo será reflejo claro de ella. Esta unidad y cooperación de la sabiduría nos recuerda que Dios es una comunidad amorosa de personas en perfecta comunión.
Romanos nos habla de la reconciliación obtenida a través de Jesucristo, que nos vincula con la obra redentora. Por la gracia divina toda tribulación es abrazada con fortaleza y paciencia. Vivimos de una esperanza sustentada por el Espíritu Santo, que se manifiesta en nuestros corazones. Esta relación trinitaria entre Dios y la comunidad creyente refleja la unidad en la diversidad que el Papa Francisco está invitando a vivir en la Iglesia a partir del proceso sinodal.
Jesús habla del Espíritu de la verdad que guiará a sus discípulos. Aquí, vemos la conexión del Espíritu Santo con la misión liberadora de Dios Padre en Jesús. El Espíritu revela la verdad plena y nos lleva hacia un entendimiento más profundo del sentido de nuestra vida y misión en Dios.
La noción de ser imagen y semejanza de Dios cobra vida en este misterio trinitario. En nuestra familia y comunidades vecinales o parroquiales es donde somos llamados a reflejar la relación amorosa y colaborativa de la Trinidad que nos habita. La actitud sinodal promovida por el Papa nos invita a corregir la asimetría por la igualdad, el individualismo por el diálogo, haciendo intentos de aprecio a los diversos puntos de vista y formas de escuchar y seguir a Dios.
Subrayemos pues que el Misterio de la Trinidad nos invita a considerar el profundo amor y la relación íntima que existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Este misterio nos recuerda que a pesar de ser diferentes y tener dificultades para la comunión en este mundo polarizado y clasista, estamos capacitados para participar en la obra redentora y en la misión liberadora de Dios. ¿Qué actitudes necesitamos cultivar para abrazar plenamente la comunión en lo diverso de nuestras familias, comunidades e Iglesia? Correspondamos al Dios comunidad de amor, siendo cocreadores y defensores de la vida en todas sus formas.
“La vida comunitaria, sea en la familia, en la parroquia, en la comunidad religiosa o en cualquier otra, está hecha de muchos pequeños detalles cotidianos” (GE 143).