7 de Mayo del 2025

3ª Semana de Pascua Santa María de San José (1967)

 

35 En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: Yo soy el pan de la vida: el que viene a mí no pasará hambre, el que cree en mí no pasará nunca sed.
36 Pero ya les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen.
37 Los que el Padre me ha confiado vendrán a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera;
38 porque no bajé del cielo para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
39 Y ésta es la voluntad del que me envió, que no pierda a ninguno de los que me confió, sino qu los resucite [en] el último día.
40 Porque ésta es la voluntad de mi Padre, que todo el que contempla al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

 

 

 

Comentario 

 

Estamos reunidos como se reúne una familia, cerca del fuego del hogar cuando hace frío, en torno a un Catequista único, Jesús, con esta catequesis sobre el Pan de vida. Jesús se ha presentado como YO SOY, un Dios con-nosotros (Ex 3,14). Nos está invitando a participar de dos mesas. Primero, de la mesa de la Palabra. Viene a decirnos que Él es la palabra, la boca de Dios. Que las hambres del mundo quedarán saciadas con sus palabras. Luego, nos invita a la mesa eucarística a compartir la vida en comunidad. Como los discípulos de Emaús quienes, por el camino, al escuchar las palabras de Jesús e invitarlo a la mesa para la fracción del pan, su presencia resucitada cambia su horizonte y perspectiva de vida. El resultado va a ser que ya no vamos a pasar hambre ni sed. El secreto está en la fe, en creer al Hijo, en experimentar la vida eterna ya ahora en el devenir de nuestras vidas. Se trata de relacionar Evangelio, Eucaristía y Vida Compartida.

“La fe es también creerle a Él, creer que es verdad que nos ama, que vive, que es capaz de intervenir misteriosamente, que no nos abandona” (EG 278).