9 de Noviembre del 2025

32º Domingo Ordinario

DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN

Ezequiel 47,1-2.8-9.12: Había vida donde la corriente llegaba

Salmo 46: «El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios»

1 Corintios 3,9c-11.16-17: Son templo de Dios

Jn 2,13-22: Hablaba del Templo de su cuerpo

Como se acercaba la Pascua judía, Jesús subió a Jerusalén. 

14 Encontró en el recinto del Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los que cambiaban dinero sentados. 

15 Se hizo un látigo de cuerdas y expulsó a todos del Templo, ovejas y bueyes; esparció las monedas de los que cambiaban dinero y volcó las mesas; 

16 a los que vendían palomas les dijo: Saquen eso de aquí y no conviertan la casa de mi Padre en un mercado. 

17 Los discípulos se acordaron de aquel texto: El celo por tu casa me devora. 

18 Los judíos le dijeron: ¿Qué señal nos presentas para actuar de ese modo? 

19 Jesús les contestó: Derriben este santuario y en tres días lo reconstruiré. 

20 Los judíos dijeron: Cuarenta y seis años ha llevado la construcción de este santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días? 

21 Pero él se refería al santuario de su cuerpo. 

22 Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos recordaron que había dicho eso y creyeron en la Escritura y en las palabras de Jesús.

 

Comentario 

El profeta Ezequiel nos habla en la primera lectura del valor del recurso hídrico. Y distingue “aguas pútridas” de “aguas saneadas”. Inmediatamente nos puede traer a la memoria lo que en muchas ciudades hemos provocado por el uso y abuso de los bienes de la creación. Aunque espiritualicemos el texto, veríamos que el descuido en la creación, es el resultado del descuido y maltrato a la vida misma. Por lo que nuestras comunidades cristianas necesitan manifestar que su espiritualidad y el cultivo de su fe les conduce al saneamiento interior de sus vidas y relaciones, así como con todo lo creado. 

San Pablo recuerda a las comunidades creyentes cuidar el cimiento sobre el que están fundadas, Jesús mismo. Invita a estar atentos en como se va edificando la vida y las relaciones. Edificar y cuidar deviene en el fortalecimiento de la relación con Dios, con la comunidad eclesial y con todo lo creado. Pensemos que estarán sostenidas por la fe, el respeto, la mutua valoración, el reconocimiento de la dignidad y la práctica de la solidaridad. Les invita a no olvidar que cada uno es «santuario de Dios» y que es el Espíritu quien les habita y cohesiona. ¿Reconocemos esa fuerza y vitalidad del Espíritu sosteniendo nuestra vida y fortaleciendo nuestra capacidad de amar? Si le permitimos al Espíritu actuar, si le escuchamos y le reconocemos, seremos testigos de su acción salvífica y redentora. 

En el evangelio de Juan nos encontramos con un Jesús indignado por el irrespeto no a un edificio material, sino a las piedras y templo vivo de las personas. Quienes se supone deben velar por el cuidado de la vida, están más interesados en lo que generan de ganancia esas relaciones y cultos religiosos. ¿En mi comunidad parroquial nos confrontan los problemas sociales o les damos la espalda? Existe la fuerte tentación de refugiarnos en un templo buscando la salvación personal y también de fomentar un espiritualismo comunitario de espaldas a la realidad que nos aliena. Recordemos entonces que seguir a Jesús implica abrazar una espiritualidad transformadora de personas y realidades. 

¿Es mi fe capaz de ayudarme a mirar más allá de mi templo, mi comunidad, mi religión? ¿Experimentamos al Dios que nos habita y nos hace templos vivos de su presencia? Dios mismo nos pide ser testimonio de su amor incondicional sin fronteras de ningún tipo, canales de la gracia que transforma toda realidad empecatada e injusta. Jesús anhela encontrar ese lugar de comunión auténtica, donde a puertas abiertas se comparte, se rehabilita y dignifica toda vida. 

“Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos!” (FT 8).

El DIARIO BÍBLICO es un servicio desinteresado y no lucrativo que los Misioneros Claretianos de América hacen a la Nueva Evangelización, para las iglesias locales del Continente y de otras iglesias hispanoparlantes de más allá.

Esta es una publicación de © MICLA, que forma parte del grupo de Editores Claretianos Claret Publishing Group.
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