30a Semana Ordinario
San Alonso Rodríguez (1617)
Rom 9,1-5: «Quisiera ser proscrito por el bien de mis hermanos»
Sal 147: «Glorifica al Señor, Jerusalén»
Lc 14,1-6: «Si a uno se le cae al pozo el buey, ¿no lo saca, aunque sea sábado?»
Un sábado que Jesús entró a comer en casa de un jefe de fariseos, ellos lo vigilaban.
2 Se le puso delante un hidrópico.
3 Jesús tomó la palabra y preguntó a los doctores de la ley y fariseos: ¿Está permitido sanar en sábado o no?
4 Ellos callaron. Jesús tomó al enfermo, lo sanó y lo despidió.
5 Después les dijo: Supongamos que a uno de ustedes se le cae un hijo o un buey a un pozo: ¿acaso no lo sacará enseguida, por más que sea sábado?
6 Y ellos no supieron qué responderle.
Comentario
Jesús sabe de atender con urgencia las necesidades humanas. No se queda en protocolos, normativas o meras legalidades. Para él, lo más importantes son las personas y sus sufrimientos. Por el contrario, los fariseos, representantes de la religión prefieren convertirse en fiscalizadores de lo que no hacen o practican los demás, impidiéndoles reflejar el amor y la misericordia de Dios. Debemos estar atentos para no repetir estas actitudes en nuestras comunidades, evitando murmurar, juzgar o condenar. Necesitamos de una mirada compasiva que sea capaz de descubrir las necesidades más hondas de quienes viven con nosotros. Invitados a pasar de la indiferencia a la compasión entrañable, capaz de no sólo sentir lástima por el dolor ajeno, sino a partir de la proximidad, la compasión y la ternura (Papa Francisco), generar acciones afectivas y efectivas que sanen y recuperen la vida de quienes sufren. Ojalá que no nos quedamos paralizados, ni callados ante el pecado estructural que promueve la injusticia y genera víctimas. Cada día es una nueva oportunidad para amar y servir.
“Hay estructuras eclesiales que pueden llegar a condicionar un dinamismo evangelizador; igualmente las buenas estructuras sirven cuando hay una vida que las anima, las sostiene y las juzga.” (EG 26).
