31a Semana Ordinario
San Martín de Porres (1639)
Rom 11,29-36: Dios tiene misericordia con todos
Sal 69: «Escúchame, Señor, por tu bondad»
Lc 14,12-14: «No invites a tus amigos, sino a pobres y lisiados»
A uno de los principales fariseos que lo había invitado, Jesús le dijo: Cuando ofrezcas una comida o una cena, no invites a tus amigos o hermanos o parientes o a los vecinos ricos; porque ellos a su vez te invitarán y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, mancos, cojos y ciegos. Dichoso tú, porque ellos no pueden pagarte; pero te pagarán cuando resuciten los justos.
Comentario
Preparar un banquete siempre es una Buena Noticia. El evangelista Lucas nos invita a compartir esa comida especial con personas que no tendrán cómo pagártelo. A propósito del santo del que hacemos memoria este día, Martín de Porres, de origen peruano, llegó a ser signo de la necesaria justicia social en todos los ambientes. Su condición de pobre, mulato e hijo ilegitimo pesaba mucho en aquella sociedad religiosa de su tiempo. Cuenta el imaginario religioso que hacía comer juntos a ratones y gatos (enemigos naturales) y andaba por Lima repartiendo la comida de los frailes entre los pobres. Son las actitudes que necesitamos asumir si queremos hacer presente el Reino de Dios entre nosotros. Jesús les recuerda a los fariseos quiénes son los comensales más importantes, a quienes Dios sienta a su mesa. Una mesa donde hay lugar para toda persona. El requisito: la comunión entre personas, no acaparar, no pensarse elegidos o mejores y celebrar la vida.
Meditemos ¿A quiénes invitamos a nuestra mesa?
“Dios siempre es novedad, que nos empuja a partir una y otra vez y a desplazarnos para ir más allá de lo conocido, hacia las periferias y las fronteras.” (GE 135).
