Primer Lectura: Éx 3:13-20:
«Yo soy me envía a ustedes»
Salmo: 105:
«El Señor recuerda su Alianza eternamente»
Evangelio: Mt 11,28-30:
«Soy manso y humilde de corazón»
15a Semana Ordinario, Santos Mártires Carmelitas (1794), San Alejo (s. V)
29 Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy tolerante y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su vida.
30 Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.
Las cifras que analizan la migración actual en el mundo nos hacen pensar que vivimos en una sociedad cansada, agobiada y enferma. Según las estadísticas de la Organización Internacional para las Migraciones, alrededor del 3,6% de la población mundial se encuentra migrando; por otro lado, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) indica que la cifra mundial de personas desplazadas por la fuerza alcanza los 89,3 millones. Estas estadísticas han de ayudarnos, no sólo a apreciar la magnitud de este fenómeno, sino a iniciar un proceso de análisis personal, familiar y comunitario desde una perspectiva de solidaria. Detrás de estos números fríos, encontramos la condición vulnerable de familias y comunidades enteras. ¿Qué los expulsa de su tierra de origen? La respuesta es compleja, pero vivimos en sociedades desiguales y violentas; muchos son obligados y otros, manipulados por un sistema voraz. Oremos por las nuevas generaciones de empobrecidos y su futuro incierto.
“El que lo pide todo también lo da todo, y no quiere entrar en nosotros para mutilar o debilitar sino para plenificar” (GE 175).
