Primera Lectura: Gén 32,23-33:
«Te llamaré Israel»
Salmo: 17:
«Con mi apelación, Señor, vengo a tu presencia»
Evangelio: Mt 9,32-38:
La mies es abundante
14ª Semana Ordinario San Procopio (303)
Como hemos podido darnos cuenta en la meditación de la Palabra de estos días, el lugar predilecto y, por lo mismo, teológico de Jesús son las periferias geográficas y existenciales. Dios se hace presente en la realidad histórica más vulnerable, este es el lugar más connatural al evangelio. En este relato encontramos a Jesús enfrentando el sufrimiento humano, sanando y liberando a la gente de viejas ataduras y prejuicios, devolviendo la palabra y la dignidad a todas aquellas personas catalogadas como descartadas. Actualmente, en nuestras ciudades y barrios encontramos un sinfín de realidades de violencia, pobreza y enfermedad. Son muchos los peligros y necesidades que paulatinamente acaban con la esperanza y el futuro de las personas menos favorecidas. Reconocemos que la labor pastoral de la Iglesia es desbordante y pocos los trabajadores para contrarrestarla. Aprovechemos para hablar en familia y comunidad cómo promover y cuidar las vocaciones, no sólo sacerdotales y religiosas sino de laicos comprometidos. Que mi experiencia de fe me lleve a fomentar vínculos y encuentros sanadores.
“¿Acaso el Espíritu Santo puede lanzarnos a cumplir una misión y al mismo tiempo pedirnos que escapemos de ella, o que evitemos entregarnos totalmente para preservar la paz interior?” (GE 27).