33º Semana Ordinario
Andrés Solá y comps. (1927)
1Mac 2,15-29: «Viviremos según la alianza»
Sal 50: «Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios»
Lc 19,41-44: «No reconociste la visita de Dios»
En aquel tiempo, al acercarse y divisar la ciudad de Jerusalén, Jesús dijo llorando por ella:
42 Ojalá tú también reconocieras hoy lo que conduce a la paz. Pero eso ahora está oculto a tus ojos.
43 Te llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te cercarán por todas partes.
44 Te derribarán por tierra a ti y a tus hijos dentro de ti, y no te dejarán piedra sobre piedra; porque no reconociste el momento en que fuiste visitada por Dios.
Comentario
En un corazón cristiano no tendría que darse cabida a la violencia, ni mucho menos a las armas. El fanatismo que invade las mentes de muchos, los lleva en pensamiento, en gestos y en acciones a provocar muertes y fracturas irremediables. Aunque la acción de Matatías de optar por las armas no es la solución, en tiempo de represión y desesperación para muchos es el único camino. Nuestro mundo necesita de voces proféticas que salgan en defensa del Pueblo, pero no tenemos que dejarles solos o abandonarlos para no entregarlos como carne de cañón. Es por este motivo que encontramos a Jesús conmovido y llorando por el irrespeto hacia la vida producido en las grandes ciudades, como lo fue también Jerusalén. Debemos reflexionar si somos capaces de reconocer el paso de Dios en nuestra historia y la de nuestros pueblos. ¿Qué papel juego yo en la transformación social de mi entorno? Oremos para que no sea demasiado tarde y podamos enmendar errores y sanar heridas. Colaboremos como embajadores de reconciliación y de paz.
“De ahí que la conversión cristiana exija revisar especialmente todo lo que pertenece al orden social y a la obtención del bien común” (EG 182).
