2ª Semana de Adviento
Nuestra Señora de Loreto
Santa Eulalia (304)
Is 40,25-31: El Señor todopoderoso da fuerza al cansado
Sal 102: «Bendice, alma mía, al Señor»
Mt 11,28-30: «Vengan a mí todos los que están cansados»
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: Vengan a mí los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré.
29 Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy tolerante y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su vida.
30 Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.
Comentario
Jesús ofrece alivio y consuelo a quienes se sienten extenuados frente al peso de la realidad y los problemas. Su invitación a los cansados y agobiados es porque sabe que cuidar de la vida no es fácil; particularmente en realidades colmadas de injusticia, donde las cargas y luchas diarias se multiplican. Jesús no solo ofrece alivio, sino que ofrece un “yugo” menos pesado, que propone cargar con paciencia y humildad. El "yugo" de Jesús, en contraposición a los yugos de explotación impuestos, es asumido voluntariamente con amor y busca engendrar vida. Esto debe impulsar a una praxis cristiana, que abogue por estilos de vida que nos liberen de la esclavitud: del consumo irracional, del egoísmo exacerbado, de la autosuficiencia y de la apariencia, del abuso de poder y la violencia. El llamado de Jesús a aprender de él, a confiar más en Dios y no sólo en nosotros mismos, a construir relaciones humanas donde prevalezca el respeto a la otra persona. No dejemos que el agobio y la desesperanza nos consuman.
“La cruz, sobre todo los cansancios y los dolores que soportamos por vivir el mandamiento del amor y el camino de la justicia, es fuente de maduración y de santificación” (GE 92).
