2ª Semana de Adviento
San Juan Diego (1548)
San Pedro Fourier, fundador (1640)
Is 40,1-11: Dios consuela a su pueblo
Sal 96: «Nuestro Dios llega con poder»
Mt 18,12-14: El Padre del cielo no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños
Jesús dijo a sus discípulos: ¿Qué les parece? Supongamos que un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una: ¿no dejará las noventa y nueve en el monte para ir a buscar la extraviada?
13 Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve no extraviadas.
14 Del mismo modo, el Padre del cielo no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.
Comentario
Jesús presenta una parábola de amor entrañable; necesaria para aliviar la indiferencia que se respira en nuestras sociedades. La realidad eclesial de muchos lugares nos ha llevado a pensar que por estar cuidando esa “única oveja” fiel y perseverante, nos hemos desentendido de las noventa y nueve que se han alejado o se han ido. Si la reacción del pastor es de salir en busca de la extraviada, eso es lo que nos está faltando hoy. Acomodados y encerrados en los templos, le huimos a la misión y a ser una Iglesia en salida. Jesús es reflejo del corazón compasivo del Padre que sale al encuentro y no se queda a esperar a que vengan a buscarlo. Esta parábola es un llamado a la solidaridad activa, a la búsqueda de una renovación pastoral y eclesial. Como comunidades discipulares necesitamos activar ese espíritu misionero que nos lleve a los hogares, a las calles, a los lugares públicos. Seamos testigos de ese Dios de proximidad, compasión y ternura.
“Se cuida el mundo y la calidad de vida de los más pobres, con un sentido solidario que es al mismo tiempo conciencia de habitar una casa común que Dios nos ha prestado” (LS 232).
