Editorial de Noviembre 2023
“Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra” (GE 14).
En estas últimas semanas del año litúrgico la Palabra nos dispone a evaluar con cuanta responsabilidad hemos llevado nuestra vida y compromiso cristiano. Tiempo para reconocer con humildad los fallos o descuidos, para rectificar aquello que deseamos mejorar y vivir abiertos a la novedad de Dios en la historia. La vida es un cúmulo de experiencias y oportunidades que necesitamos abrazar con fe; reconociendo que no todo es conveniente, no descuidemos el aceite de nuestras lámparas para nos ser sorprendidos en tiempo de prueba. Es bueno pensar en aquellas áreas que tanto a nivel personal como comunitario han estado descuidadas y prestarles atención.
La santidad como estado de vida cristiana es como los talentos que entre más se irradia, mayor es el provecho para nosotros y quienes nos rodean. Y no se trata de algo casual o sólo de tiempos litúrgicos puntuales, sino de una disposición permanente a no dejarnos vencer por la fuerza del mal.
Culminaremos el mes con el relato del juicio final, momento en el que seremos evaluados en el amor. Quizá en nuestro balance de todo lo vivido durante este año, no encontremos perfección y siendo benévolos, tampoco tantos defectos. Lo más importante es reconocer con corazón agradecido que nuestra vida ha estado y estará en manos de Dios.