

«Querido papa Francisco, ahora te pedimos que reces por nosotros y que, desde el cielo, bendigas a la Iglesia, bendigas a Roma, bendigas al mundo entero, como lo hiciste el domingo pasado desde el balcón de esta basílica: en un último abrazo lleno de ternura hacia todo el Pueblo de Dios, y también hacia toda la humanidad que, con corazón sincero, busca la verdad y mantiene en alto la antorcha de la esperanza». (Homilía del funeral, Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio.)
Hoy elevamos nuestro homenaje agradecido al Papa Francisco, quien con su vida sencilla y su palabra valiente iluminó el camino de la Familia Claretiana y, con ella, el caminar de nuestro Diario Bíblico. Su magisterio, impregnado de Evangelio, ha dejado huellas profundas en cada editorial, en cada comentario, en cada diseño y en cada frase que hemos querido sembrar en el corazón de los lectores.
Gracias, Francisco, por enseñarnos a hacer del Evangelio no un discurso, sino una vida entregada.
En este tiempo pascual, nos dejamos encender por el Espíritu que resucita la esperanza en nosotros. Cada día se nos ofrece como una posibilidad de alejarnos de los proyectos y estructuras de muerte, para elegir caminos de vida: una vida más humana, más fraterna, más plena. Jesús sigue siendo nuestro Pan que sacia, nuestro Pastor que guía, nuestra Fuerza (Ruah) que impulsa a amar y cuidar.
Oremos intensamente por nuestra Iglesia, que en estos días vive el tiempo del cónclave. Que no dejemos de ver, en medio de todo, la acción viva del Espíritu que renueva y sostiene a su Pueblo.