Editorial de Julio 2023

«“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (EG 1).»

Inauguramos el mes de julio con la solemnidad de los apóstoles, Pedro y Pablo, pilares de la Iglesia por quienes somos invitados a vivir con gozo y con valentía nuestra fe. El camino del discipulado es para personas enamoradas de la causa de Jesús, no importando las pruebas que se tengan que enfrentar, convencidas que vale la pena andar este camino de fe y de esperanza, pues es el horizonte que humaniza y da vida en plenitud en un mundo desorientado y alejado de Dios.

Nos adentramos en el mensaje evangélico de las parábolas, con las que Jesús intenta entusiasmar esa pequeña comunidad discipular y a quien le escucha, de cerca o de lejos, a comprender el misterio del Reino de Dios. Seguimos con Jesús la propuesta de una vida alternativa, a contracorriente del sistema-mundo en el que vivimos. Si abrimos nuestro corazón a esa Buena Nueva nos reconoceremos atrapados en estructuras y en dinámicas que nos quitan la libertad, nos restan vitalidad y capacidad para el encuentro amoroso y desinteresado. Reconocernos personas-terrenos diversos en los cuales Dios va sembrando esa semilla de vida nueva, es una tarea irrenunciable para quienes peregrinamos en comunidades de fe. No importa la cantidad del fruto sino la calidad, abriéndonos a la gracia de Dios que hace fecundar su presencia hasta en las tierras más áridas y desiertas. Haz, Señor, que tengamos la valentía de abrazar ese tesoro del Reino, donde pasamos del desconocimiento al reconocimiento, del egoísmo a la donación, del individualismo a la comunión.