Primera lectura: Heb 13,15-17.20-21:
«No olviden hacer el bien»
Salmo: 23:
«El Señor es mi pastor; nada me falta»
Evangelio: Mc 6,30-34:
Estaban como ovejas sin pastor
4a Semana Ordinario San Jerónimo Emiliano (1513)
31 Él les dijo: Vengan ustedes solos, a un paraje despoblado, a descansar un rato. Porque los que iban y venían eran tantos, que no les quedaba tiempo ni para comer.
32 Así que se fueron solos en barca a un paraje despoblado.
33 Pero muchos los vieron marcharse y se dieron cuenta. De todos los poblados fueron corriendo a pie hasta allá y se les adelantaron.
34 Al desembarcar, vio una gran multitud y sintió lástima, porque eran como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles muchas cosas.
Jesús contempla en el proceso de formación de sus discípulos el tiempo que necesitan para procesar la experiencia misionera que van viviendo y procura, por tanto, un espacio para el encuentro fraterno y el descanso. También es consciente que la realidad es desafiante, por eso les muestra con su entrega y opción por la vida que el anuncio del evangelio no admite espera y que una pasión bien manejada no cansa. Así es como acoge entrañablemente el hambre y la sed de la multitud que lo busca y lo sigue. Y como reza un viejo proverbio: “Fray Ejemplo es el mejor predicador”. Y nosotros… ¿cómo vivimos la experiencia de comunión con Dios y las necesidades de los más vulnerables? ¿Encontramos lugares, tiempos y mediaciones para renovar nuestras fuerzas en Dios? La búsqueda de Dios nos ha de llevar irrenunciablemente al encuentro de las necesidades y angustias de la gente. Dame, Señor, hambre y sed de ti. Y un amor irrenunciable, capaz de desvivirse frente a quien me necesita.
“La migración actual es una realidad a la que no podemos cerrar los ojos” (Papa Francisco).