Primera lectura: Ez 18,1-10.13b.30-32:
Los juzgaré a cada uno según su proceder
Salmo: 51:
“Oh Dios, crea en mí un corazón puro”
Evangelio: Mt 19,13-15:
De los que son como niños es el Reino de los cielos
19ª Semana Ordinario San Roque (1378) Santa Beatriz de Silva (1492)
14 Pero Jesús dijo: Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a mí, porque el reino de los cielos pertenece a los que son como ellos.
15 Entonces impuso las manos sobre ellos y se fue.
El Dios de Jesús es el Dios de las víctimas de esta trágica y fascinante historia humana. Dios, al hacerse hombre, nació, vivió y murió donde nacen y mueren las víctimas de la historia. De niño experimentó el sufrimiento de ser un refugiado en Egipto. En este caso los niños y las niñas son las víctimas más sufrientes. Somos testigos de los sinsabores que soportan hoy en el mundo los más pequeños. Pensemos en los niños y niñas de las guerras, los niños refugiados, los explotados sexualmente, los vendidos como mercancía. Su causa es la causa de Jesús y debe ser nuestra causa. No debemos despreciarlos como los discípulos de Jesús. Vivamos su causa como nuestra causa. Defenderlos y acogerlos nos acerca un poquito más al proyecto que Dios sueña para su obra creadora. Nos toca llenarnos de creatividad para defender sus derechos y cuidarlos de las personas abusadoras. Esto nos hará partícipes un poquito más del sueño de Dios: su reinado, que pertenece a los más pequeños.
“El movimiento de Jesús ha de ser más bien una comunidad de niños que no se imponen a nadie, que entran en el reino solo porque necesitan cuidado y amor” (J. Pagola).