Primera lectura: Ez 1,2-5.24-28c:
Era la apariencia visible de la Gloria del Señor
Salmo: 148:
“Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria”
Evangelio: Mt 17,22-27:
“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo”
19ª Semana Ordinario Santa Juana Fca. de Chantal (1641)
Jesús, caminando por la Galilea, informa a sus discípulos que él va a dar la vida y a recuperarla por la causa del Reino. Es en esta coyuntura que le cuestionan a qué intereses responde: si a los de Dios o a los del Imperio, a propósito de los impuestos. Dos eran los impuestos que tenían que pagar los empobrecidos del tiempo de Jesús: impuestos para mantener el culto del Templo y el impuesto al ejército de ocupación del Imperio romano. Tanto el Templo como el Imperio romano son ajenos, son destructores de la vida del pobre pueblo. Un pueblo que no es tratado ni visto como hijo sino como explotado. No deberían pagar esos impuestos. Lo primero es la construcción de esa nueva sociedad en el espacio relacional del Reino y entonces ya no se trata de pagar impuestos como una obligación sino de contribuir, con el trabajo y la entrega generosa de la vida, a que haya salud, educación, alimentación y vivienda para todos. La tarea de las comunidades cristianas es la vigilancia y la transparencia ciudadanas.
“La trayectoria de Jesús ha sido clara: desvivirse por liberar a los pobres del poder opresor” (J. Pagola).